domingo, 12 de mayo de 2019

California y el Norte de Sonora


Durante la mayor parte de la historia del Noroeste de México, se pensaba que la Baja California  era una isla, a pesar de que la comprensión de que se trata de una península en realidad era ya conocido desde los inicios de la colonización. Lo realmente  sucedido, fue que el conocimiento de su peninsularidad primero se traspapeló y luego perdió.

El honor de haber descubierto la peninsularidad de esa lengua de tierra le correspondió  a Hernando de Alarcón, quien en 1540, cuando aún vivía Cortés,  en un barco llegó al Delta del Colorado, remontándolo hasta su confluencia con el río Gila, y allí dejó enterradas unas cartas.A finales de ese mismo año, Melchor Díaz, desde, Ures, partió en su búsqueda, y aunque no lo halló, sí encontró las cartas.

Así que durante la Colonia, ya se sabía de la peninsularidad californiana. aunque el secreto estuvo tan bien guardado, que se perdió y nuevamente se intentó determinar esa calidad de California, durante la etapa jesuita y después la franciscana. Fue hasta inicios de la etapa de México independiente que se supo con certeza que se trata de una península.

Por tierra firme, los franciscanos llegaron primero a Chihuahua y hasta Nuevo México. Para entonces, el mito de las enormes riquezas, riquezas similares a  las  del centro de México, había desalentado más expediciones guerreras  de conquista,  y fue entonces que se ideó otro método de cristianización: el Concordato Real, por el que la Corona aportaría los recursos financieros y la Iglesia los humanos.
En el actual Norte de Sonora, se desarrolló una pugna sobre cuál sería la institución colonizadora.

Desde el año 1636, en que el Jesuita, Bartolomé Castaño logró penetrar en Ures, sobre el río Sonora, y el de 1638, a Rosario Nacameri, sobre su afluente el San Miguel, las conversiones entre los Sonoras fueron rápidas, siendo así cómo, en 1646, se habían establecido misiones a la vera de los principales  ríos de la entidad.
Paralelamente, y tras el descubrimiento de minas en Parral en 1630, que fue atractor de  muchos pobladores, se redobló el impulso por descubrir territorios mineros nuevos. Dentro de esta situación, se dio en 1640 la capitulación entre el virrey Cadereita y el capitán de Sinaloa don Pedro de Perea para colonizar los territorios al norte del río Yaqui, y así convertirse en el primer alcalde mayor de una nueva provincia, que denominó "Nueva Andalucía," con independencia total de Sinaloa.

Esto precipitó cambios en el proceso colonizador: se fundó el primer asentamiento no religioso en Sonora, Tuape, así como Imuris y San Lázaro, avanzó la frontera del noroeste, y se establecieron Reales de minas en la frontera norte de Sonora, entre los que puedo mencionar a San Juan Bautista, Ostimuri, Nacozari, etc.

El problema es que Perea se inclinó por los Franciscanos, que ya misionalizaban en Chihuahua,  lo que originó pugnas con los Jesuitas por convertir estos territorios.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

La educación secundaria y preparatoria que nos tocó.

La educación que nos tocó llevar en nuestra infancia y juventud fue muy buena en México, alguien la recordará: los turnos duraban todo el d...