domingo, 26 de mayo de 2019

La educación secundaria y preparatoria que nos tocó.

La educación que nos tocó llevar en nuestra infancia y juventud fue muy buena en México, alguien la recordará: los turnos duraban todo el día, íbamos a casa únicamente a comer para regresar nuevamente a la escuela después de haber  comido. Es decir,  había dos turnos a los que íbamos, todos, todo el día, y todos los días. Eso mismo nos sucedió durante la primaria y secundaria.

Sin embargo, la explosión posbélica mundial, hizo que en México se presentase la necesidad de contar con mayor número de aulas escolares, y  la solución gubernamental que se implementó fue la de convertir un mismo edificio escolar en dos escuelas, con turnos separados matutino y vespertino. Así se resolvió, "aparentemente," el problema de falta de escuelas.

El problema asociado es que se tuvo que reducir algo, con el resultado de que se bajaron los planes de estudios, y se desecharon como "superficiales" las materias que no estuviesen directamente relacionadas con nuestra educación o que en el criterio de algún funcionario no contribuyese a nuestra formación. La meta era restringir en algo lo que se ofrecía para hacer caber el plan de estudios en un solo turno.

Sin embargo, hubo dos problemas asociados: que las materias de humanidades,  civismo e historia fueron dejadas de lado como superfluas, y que se le culpó de todo ello a la educación socialista.
El resultado fue que los valores morales que se nos inculcaban como parte de nuestra educación integral y que eran considerados como básicos, repentinamente ya no fueron entendidos  así, sino como otra materia más en nuestro curríulum, además que no contribuían en nada a la formación de la personalidad de los estudiantes.

Se pensó, que el  papel del hogar era el de ser quien nos enseñase los valores morales que debíamos tener, pero no fue así. El resultado fue que por razones que no pertenecen al ámbito de este artículo, el hogar no fue el encargado de esta dimensión de la educación de aquellos estudiantes, y  los jóvenes fuimos dejados de lado en esa dimensión.

Como resultado, en mi opinión, ese fue un factor que contribuyó a la debacle moral reciente de la sociedad mexicana.

Por otro lado, el carácter ideológico de nuestra educación, no era visto homogéneamente, como si todo México fuese un monolito. Como si todo México fuese "comunista", sino que era analizado de acuerdo a las sutilezas de cada región. Como prueba de ello están las participaciones de nuestros escolares durante los aniversarios de la ONU, en la Universidad de Arizona, o en la ciudad de Tucsón mismo, en las que los nogalenses representábamos exitosamente a México durante las mismas.

No quiero decir con lo anterior, que el camino educativo que seguía nuestro país no tuviese fallas, pero era muchísimo mejor que el que se siguió y que se intenta revertir en nuestros días

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