La
educación que nos tocó llevar en nuestra infancia y juventud fue muy buena en
México, alguien la recordará: los turnos duraban todo el día, íbamos a casa
únicamente a comer para regresar nuevamente a la escuela después de haber comido. Es decir, había dos turnos a los que íbamos, todos,
todo el día, y todos los días. Eso mismo nos sucedió durante la primaria y
secundaria.
Sin
embargo, la explosión posbélica mundial, hizo que en México se presentase la
necesidad de contar con mayor número de aulas escolares, y la solución gubernamental que se implementó
fue la de convertir un mismo edificio escolar en dos escuelas, con turnos
separados matutino y vespertino. Así se resolvió, "aparentemente," el
problema de falta de escuelas.
El problema
asociado es que se tuvo que reducir algo, con el resultado de que se bajaron
los planes de estudios, y se desecharon como "superficiales" las
materias que no estuviesen directamente relacionadas con nuestra educación o
que en el criterio de algún funcionario no contribuyese a nuestra formación. La
meta era restringir en algo lo que se ofrecía para hacer caber el plan de
estudios en un solo turno.
Sin
embargo, hubo dos problemas asociados: que las materias de humanidades, civismo e historia fueron dejadas de lado como
superfluas, y que se le culpó de todo ello a la educación socialista.
El
resultado fue que los valores morales que se nos inculcaban como parte de
nuestra educación integral y que eran considerados como básicos, repentinamente
ya no fueron entendidos así, sino como
otra materia más en nuestro curríulum, además que no contribuían en nada a la
formación de la personalidad de los estudiantes.
Se pensó,
que el papel del hogar era el de ser
quien nos enseñase los valores morales que debíamos tener, pero no fue así. El resultado fue que por razones que no
pertenecen al ámbito de este artículo, el hogar no fue el encargado de esta
dimensión de la educación de aquellos estudiantes, y los jóvenes fuimos dejados de lado en esa
dimensión.
Como
resultado, en mi opinión, ese fue un factor que contribuyó a la debacle moral
reciente de la sociedad mexicana.
Por otro
lado, el carácter ideológico de nuestra educación, no era visto homogéneamente,
como si todo México fuese un monolito. Como si todo México fuese "comunista",
sino que era analizado de acuerdo a las sutilezas de cada región. Como prueba
de ello están las participaciones de nuestros escolares durante los
aniversarios de la ONU, en la Universidad de Arizona, o en la ciudad de Tucsón
mismo, en las que los nogalenses representábamos exitosamente a México durante
las mismas.
No quiero decir con lo anterior, que el camino educativo que seguía nuestro país no tuviese fallas, pero era muchísimo mejor que el que se siguió y que se intenta revertir en nuestros días